organización:
Luego de la planeación de los objetivos y actividades futuras a realizar para lograr las metas propuestas, el siguiente paso es distribuir cada actividad entre los diferentes grupos de trabajo que componen una empresa.
Esto va a depender de las aptitudes físicas e intelectuales de cada trabajador y de los recursos que posee la empresa. La finalidad de la organización es asignar un objetivo a cada área de la empresa para que pueda ser cumplido con el mínimo de gastos y con un grado de satisfacción máximo en cada empleado.
Diseño de la estructura organizativa: Esto implica definir cómo se dividirá el trabajo, cómo se agruparán las tareas y quién informará a quién. La estructura de una organización puede ser vertical con una clara jerarquía, o puede ser más horizontal, con equipos de trabajo autónomos. La elección de la estructura depende de la naturaleza de la empresa, su tamaño, su industria, su estrategia, y otros factores.
Asignación de responsabilidades: Cada empleado debe saber qué se espera de él o ella. Esto implica asignar tareas específicas a individuos o equipos, y definir sus roles y responsabilidades.
Coordinación de recursos y tareas: Los gerentes deben asegurarse de que todos los recursos y tareas estén alineados y trabajen juntos para cumplir con los planes y objetivos establecidos. Esto puede implicar coordinar entre diferentes departamentos, equipos, o individuos.
Establecimiento de relaciones de autoridad: Debe estar claro quién tiene autoridad sobre quién, quién es responsable de qué, y cómo se debe comunicar la información dentro de la organización.
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